EL MUNDO / Domingo 23 de abrill de 2000 / Número 30
 

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Crear una nueva empresa de Internet, o ‘eVenture’ supone un proceso diferenciado respecto a la creación de empresas tradicionales. En la cuarta entrega de esta serie, los expertos de Andersen Consulting explican que la principal diferencia es la velocidad con la que se lleva a cabo.

TECNOLOGÍA Y VALOR (IV) Francisco Carvajal y Javier Vergara
La puesta en marcha de una ‘E-venture’

Venture”, según el respetado diccionario Webster, significa “una iniciativa de negocio con condiciones futuras inciertas y de naturaleza especulativa”. Una venture de Internet no es una excepción a esta definición general. Si bien es cierto que Internet y el comercio electrónico han llegado al mundo para quedarse, la forma de su evolución es incierta. Por tanto, el elemento más importante a tener en cuenta durante el proceso de generación de una venture de Internet es saber cómo mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades en la evolución de la economía electrónica.
Se pueden identificar fundamentalmente cuatro elementos de la generación de una venture de Internet: génesis, plan de negocio, estructuración, y puesta en marcha. No se deben considerar etapas porque en la práctica se realizan casi simultáneamente, debido al acelerado dinamismo del mercado Internet.
Génesis: sinónimo de una buena idea. Conforme penetra Internet y el comercio electrónico se propaga, convirtiéndose en el nuevo modus operandi de los negocios, surgirán un gran número de necesidades y oportunidades que requerirán de buenas ideas para ser resueltos. Existen muchos ejemplos de buenas ideas en Internet. Un ejemplo es la empresa Qpass, que fue creada por un grupo de internautas que frecuentemente realizaban compras por Internet. Se dieron cuenta de lo tedioso que era rellenar un formulario nuevo cada vez que compraban algo (nombre, dirección, tarjeta de crédito, contraseña, etc). Su idea fue crear una billetera electrónica que aparece como un icono en la pantalla del navegador, y simplemente se pulsa una vez para comprar –Qpass se encarga de todos los trámites con el vendedor, con el que ya tiene acuerdos previos–. Otro ejemplo es la empresa Snowdrops, que se dedica a “hacer sentir más bellas a las mujeres”. La idea es simple: la suscriptora es capaz de cambiar, sobre fotografías de ella misma, el color y estilo de su pelo, su maquillaje, y otros aspectos de su apariencia, en efecto creando un simulador de belleza. Sobre este simulador se venden productos y se generan ingresos por publicidad. Estos ejemplos de simples ideas han sido llevados a la práctica porque se implementaron rápidamente. Hay que reconocer que seguramente hubo otros que tuvieron la misma idea, pero no la realizaron velozmente.
Plan de Negocio: los planes de negocio en Internet son, más que planes, escenarios dinámicos a corto plazo. Es decir, con una idea básica de negocio, hay que tener planes de acción que sean flexibles y adaptables a los cambios y oportunidades en el mercado. De los componentes básicos de un plan de negocio, el más importante es un estudio de mercado que nos asegure que conozcamos a quién le queremos vender y sus valores de compra, para poder así diseñar nuestros productos correctamente. Un plan de negocio nos sirve como herramienta de planificación, pero su uso fundamental hoy en día es para la etapa de estructuración, o sea, para obtener los socios adecuados y la financiación requerida.
Estructuración: para lanzar una empresa en Internet conviene tener un accionariado con compromisos claros y con intereses alineados. Cabe resaltar que muchos de los portales sectoriales, o llamados mercados virtuales, que han surgido en EEUU tienen como accionistas a los mismos usuarios del portal. Por ejemplo, Ford ha creado AutoXchange, un mercado virtual que incorpora a 30.000 de sus proveedores y se estima que reducirá sus costes en un 25%. Los accionistas incluyen no sólo a Ford sino también a algunos de los proveedores industriales y de tecnología para el portal. Existen ejemplos también a menor escala y en diferentes sectores económicos (ocio, retail, servicios financieros) y en business-to-consumer (B2C) y business-to-business (B2B). También se está dando mucho la aportación en especie. Por ejemplo, consultoras y proveedores de tecnología aportan el material y servicios necesarios a cambio de una participación en la venture. Andersen Consulting ha anunciado recientemente su intención de invertir más de 2.000 millones de dólares en negocios de Internet. Pero la principal fuente de financiación a día de hoy es la de los numerosos fondos de capital de riesgo (venture capital) que buscan buenas ideas y buenos gestores.
Puesta en marcha: como en todo negocio, las personas y la gestión son el pilar central de una operación sana. Durante la puesta en marcha se debe contar con una consultora tecnológica reconocida, que debe participar en el riesgo y beneficios de la operación. Cubierto el componente tecnológico, los dueños de la idea se pueden concentrar en el mercado con sus cambios constantes para asegurar una penetración rápida. A pesar de la gran diversidad en negocios Internet, se ha observado que las ventures exitosas tienen en general algo en común en su etapa de puesta en marcha: escalabilidad. Es decir, se debe tener la visión de ser grande desde el principio, pero empezar pequeño y organizarse para crecer rápidamente.
Si bien estos cuatro elementos básicos son necesarios para el lanzamiento de una venture, no son garantía de éxito ni mucho menos. Cabe señalar que, en la corta historia de Internet, sólo 3 de cada 10 ventures han tenido verdadero éxito, las demás han llegado sólo a cuotas pequeñas –o sea, que hubiera sido mejor invertir en otra cosa–, o han fallado del todo. Por tanto, no hay que olvidar la definición “negocio con condiciones futuras inciertas y de naturaleza especulativa”, ya que cuanto mejor conocemos los riesgos, más posibilidad de éxito se tiene.

Francisco Carvajal es director asociado de Andersen Consulting, y Javier Vergara, gerente.


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